Historia de amor del s.XXVII

Nadie me había avisado aquella mañana de que aquel sería el día en que mi vida cambiaría de rumbo, dejaría atrás la vía de la soledad para adentrarme en una nueva idea de vida en conjunto. Ignorante de ello, desayuné y me vestí como de costumbre, una vestimenta para nada adecuada a la ocasión. El día transcurriría como de costumbre, que daría paso a la noche que jamás olvidaré.

La conocí en una ciberfiesta, que es como una discoteca, pero por internet. Desde que vi su avatar supe que quería conocerla. Empecé a buscar mil formas de acercarme a ella. Una sensación de nerviosismo recorrió mi cuerpo que derivó en sudor y tembleque de mis dedos cuando procedía a dar la orden a mi avatar de moverse hacia el de ella. Una vez allí, ella se encargó de abrirme chat:

-Hola. ¿Qué tal? ¿Qué haces por aquí?
-Hola guapa. Pues buscaba una sonrisa que diera luz a mi vida.

Así comenzamos a chatear y después de media hora, sabiendo ya su nombre, decidí dar el primer gran salto: le envié la petición de amistad en Facebook. No pasarían ni 2 minutos para recibir la notificación de aceptación, y comenzaba la siguiente fase: Comprobar si era en las fotos tan guapa como el emoticono, o si era una de esas farsantes que sabe camuflarse.

 Después de haber repasado todas sus fotos y ver lo simpática que es, decidí que debía ir a por todas, así que después de intensas noches chateando le  pregunté si desearía dejar de lado el chat y pasar al siguiente nivel, en el que podremos vernos y oírnos. Ella, algo nerviosa por lo rápido que estaban aconteciendo los hechos, accedió algo dubitativa a la propuesta. Por fin la vería y la oiría, la cita será por skype, la noche siguiente.

La cosa progresó como era de esperar, y pronto cambiamos nuestros estados de: “soltero”, a: “tiene una relación”. La decisión fue apoyada por mis padres y los suyos que rápidamente le dieron a “me gusta” en nuestra publicación.

Todo marcha viento en popa, ha pasado ya 1 año y 10 meses desde que salimos juntos, 2 años desde que nos conocimos y ya prácticamente conozco a toda su familia. La encargada de romper el hielo sería su hermana pequeña, que me envió la petición de amistad a los 2 meses de empezar a salir, y así hasta llegar a su madre, que era la más reacia a nuestra relación, ya que decía que en mi perfil salían tantos trabajos desempeñados en mi pasado, que no estaba segura de si sería capaz de asentarme en uno.

Lo cierto, es que al final ella también accedió, pues su hija es feliz conmigo y la felicidad de su hija es lo más importante  para ella.  A día de hoy, estamos pensando en casarnos y concebir nuestro primer hijo, y estamos tratando de superar las barreras que el destino nos ha puesto para obtenerlo. Probablemente, le enviaré algo de semen por correo, y allí ya se encargarán de la fecundación in vitro. No dejo de pensar en que esa sería la ocasión perfecta para ver a mi futura esposa por primera vez en persona: El día del nacimiento de nuestro primer hijo.

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