Están los funcionarios como para quejarse.

Con segurita alcornoque incluído.


Querido lector, hoy me dispongo a contarte una historia que la escribo porque es digna de análisis. Me sucedió a mí, no es una historia que me contó Juanito que le había dicho su prima que a la amiga de la vecina de la novia del ex-novio de su tía la manca le había pasado. Me pasó a mí, yo, primera persona.

Como ya sabes, y si no lo sabes, te lo cuento, desde el pasado 1 de septiembre los que somos residentes canarios, para seguir gozando de nuestra subvención para viajar, puesto que geográficamente estamos bastante marginados del resto de España, debemos llevar un certificado que lo acredite, porque parece ser que había mucho listillo que se hacía pasar por residente canario y pagaba la mitad de lo que le correspondía. Te pongo en situación:

Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, algún día de septiembre, 11:30 de la mañana, me persono en la sede para coger número y sacar el documento mencionado. Tengo el número: 81. Temblores, miedos y los peores presagios pasaron por mi mente mientras levantaba la cabeza hacia el marcador que decía el último número atendido: 59.

¡Qué sensación de alivio!, sólo 22 números, así que cogí asiento para esperar. Los números pasaban lentamente, pero, de pronto, llega el 66. Dos chicas de mediana edad, se levantan victoriosas, con su papelito en mano a pedir su certificado, las dos llegan, enseñan el número, y se miran extrañadas.La funcionaria interviene:

-No te toca a tí, le toca a ella.- Le dice a una de las dos.
-¿Pero si yo tengo el 66?
-Sí, pero tienes el B66, vamos por la A. Te quedan 100 números.

Temblores, miedos y los peores presagios volvieron a pasar por mi mente mientras desdoblaba mi papel, para ver aquella asquerosa B. Bueno, seamos efectivos, eres casi ingeniero, optimiza. Eran las 11 horas 56 minutos y 37 segundos, aproximadamente. El ayuntamiento abrió a las 8:30, teniendo en cuenta que en lo que va de mañana (3 horas y media) han atendido a 66 personas, me daba tiempo de ir a hacer ese recado que tenía que hacer y volver, y me sobraba para jugar unos bolos.

Una vez hecho el recado, vuelvo al ayuntamiento: 13:09 (exactamente, 13:09), subo las escaleras que me separan de la entrada, pero la puerta está cerrada. Desconcierto. El segurita me mira de dentro. Toco la puerta. El segurita me dice que no con el dedo.

-¿No qué?
Abre la puerta y me dice:
-Está cerrado. No puede entrar nadie más.
Asomo la cabeza y dentro nadie parecía haberse dado cuenta de que habían cerrado, seguían trabajando, además, son funcionarios, los funcionarios salen a las 15:00, y eran las 13:09.
-¿Los funcionarios no trabajan hasta las 15:00?.- pregunté.
-Sí, trabajamos hasta las 15:00, pero cerramos a las 13:00. Horario de verano.

En ese momento, empecé a buscar la cámara oculta para saludar a mi madre, nunca la he saludado desde una cámara.

-¿Entonces? No entiendo nada.
-Sólo atendemos a los que hayan entrado antes de la 13:00.
-Yo entré antes de la 13:00, mira, aquí tengo el número, y como vi que me quedaban muchos números delante, fui a hacer un recado y volví.
-Pero estás fuera.
-Pero tengo número, entré antes de las 13:00.
-Pero ahora estás fuera.
-¿Osea que no me va a dejar entrar?¿Puede por lo menos decirme por qué número van? Porque si ya pasaron el mío, puedo llegar a entender que no me deje entrar.
-B49. ¿Cuál tienes?
-B81.
-¡Vaya!, pero no puedes entrar.

Me estaba empezando a poner algo tenso, aquello no era lógico. Me puedo imaginar perfectamente la cara de estúpido que puse en aquel momento. Estaba nervioso, agitado, y seguí hablando, rápido y nervioso, subiendo el tono progresivamente.

-¿Cómo que no puedo entrar? Osea que si vengo a coger número a las 11:30 y me quedan 120 números delante, tengo que estar sentado en una silla 2 horas y media hasta que me toque, ¿entonces para qué dan números? ¿Usted ve eso lógico? Dígame su opinión, ¿le parece lógico?.
-Yo no soy quien, a mí no me pagan para opinar.
-Pues llame a quien si lo sea, que quiero hablar con él, porque esto no es lógico. Vine a las 11:30, cogí mi número, como tenía 120 números delante fui a resolver otros asuntos. Para eso, en los sitios donde se actúa con lógica, dan números, para que puedas ir a hacer otras cosas mientras esperas tu turno.
-Ya no están, se fueron, venga mañana a las 8:00 y ya pregunta por quien usted quiera.
-Pero es que mi avión sale esta tarde. Si mañana a las 8:00 sigo aquí quiere decir que perdí mi avión, y además, ¿ya salieron de trabajar? ¿a las 13:00?
-Sí, y veo que se está poniendo nervioso, así que voy a cerrar la puerta.

Y ahí me dejó, por fuera del ayuntamiento.No me lo podía creer, de verdad no me lo podía creer, no entraba en mi cabeza que aquella situación tan surrealista estuviera sucediendo realmente. Traté de respirar despacio porque sí que me estaba poniendo nervioso. Inspira, expira, inspira, expira. Le toqué en la puerta, y le repetí de fuera que sólo quería hablar con él, como personas. Él, de dentro, decía que no. Una chica que estaba por ahí detrás, escuchó la conversación, se acercó a él, y le preguntó que qué pasaba. Intuyo que él le habrá contado la historia, así que salió a hablar conmigo.

-¿Qué pasa?
- Pues pasa que..- y le conté la historia. Nervioso, muy nervioso, pero esta vez, sin levantar la voz en absoluto.
-¿Es un caso de verdadera urgencia?
«¿De verdad crees, que aunque no lo fuera, ahora te voy a decir que no lo es?» pensé.
-Sí, mi avión sale esta tarde.- respondí. En realidad, no me iba en avión, me iba en barco, pero pensé que "avión + esta tarde", parecía más urgente que "barco + esta tarde", y después de ver las pocas luces que había demostrado tener el segurita, cuantos menos opciones le diera de pensar en algo a aquellos especímenes, mejor. Avión, esta tarde.
-Voy a ver si la coordinadora te deja pasar. Ten en cuenta que estoy tratando de hacerte un gran favor.

No respondí, ante cualquier improperio que podía haber salido de mi boca, preferí no decir nada.
Enseguida volvió.

-Pasa.
-Gracias.- Respondí. Nunca en la vida me había sentado tan mal dar las gracias. Mi madre me había enseñado de pequeño que cuando me hacían un regalo, aunque fuera feo, debía dar las gracias. Todavía no sé a ciencia cierta qué fue aquello, pero lo que si sé es que si era un regalo, aquel trato de superioridad me sentó como una patada en el culo. Había estado hablando allí con el segurita más de 20 minutos, intentando establecer conexión entre sus dos neuronas, en caso de que existiese una segunda, pero no había manera. No era capaz de entender que al día siguiente a las 8:00 am no era una opción si no quería perder mi barco que salía a las 15:00 aquella misma tarde. Y ya eran las 13:30. Simplemente le pedía un poco de sentido común, al menos, que mantuviese una conversación de persona conmigo de 5 minutos. Iba a estar de pie detrás de la puerta igual, no le costaba nada hablar conmigo.

Yo sé que el segurita sólo cumplía órdenes, que no estaba en su mano dejarme entrar. Pero lo que si estaba en su mano era hablarme como una persona. Además, le estaba pidiendo que, a las 13:09, le preguntase a ese ser omnipotente que decide que a las 13:00 cierran las puertas al público aunque trabajen hasta las 15:00, en un trabajo cuya única función es atender al público, si podía hacer la excepción por 9 minutos en la regla más estúpida que he visto en mi vida. Tres pasos, sólo tenía que acercarse a aquella señorita, y comentarle la situación. Pero no era posible, no le pidas peras al olmo. No busques donde no hay. Cuando descubrí que la pequeña neurona estaba sola en aquella gran cabeza, ya hasta me conformaba con un:
-Lo sé que es una putada (porque realmente era una grandísima putada), pero no está en mi mano, no puedo hacer nada.

Pero es que ni eso, se limitaba a decirme que estaba cerrado, que volviera al día siguiente, y encima tenía la osadía de hablarme con prepotencia, como si fuera mi superior y me estuviera reprimiendo. Al final, los nervios que siempre me traicionan (todo lo que hice fue levantar un poco la voz después de llevar un buen rato intentando hacer entrar en razón a aquel simio), me sirvieron para que la chica de dentro se interesase por lo que estaba pasando. Gracias a Dios, ella si tenía dos neuronas, y pude sacar mi certificado, y coger el barco.

¿En qué clase de país vivimos? ¿Qué tipo de tomadura de pelo es ésta? Osea que yo le estoy pagando a esta gente (digo yo, porque a los funcionarios les pagamos todo hijo de español) para que trabaje hasta las 15:00 dando certificados a las personas que vayan al ayuntamiento, y ellos cierran las puertas a las 13:00 no dejando pasar a nadie más, aunque estén hasta las 15:00, y aunque haya entrado antes de la 13:00 y cogido número.

Yo no tengo nada contra los funcionarios, es más, habría que agradecer la labor de muchos de ellos: policía, bomberos, etc, etc. Pero en lo que respecta a los funcionarios de ayuntamientos, diputaciones, cabildos, y demás delegaciones, habría que hacer una buena limpieza. Y estoy seguro, que algunos de los funcionarios que trabajan en dichas delegaciones están de acuerdo conmigo. Si eres funcionario, trabajas en una de esas delegaciones, y no estás de acuerdo conmigo en que sobra gente y falta seriedad,a lo mejor es que no estás cumpliendo bien tu trabajo. Menos café a las 10 de la mañana y más trabajar.


PD: Nótese que he usado la palabra alcornoque refiriéndome al segurita. Más que nada, lo hago por seguridad propia, por si por algún casual entra y lee mi entrada (un casual muy casual), no se dé cuenta de que realmente lo estoy llamando estúpido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...