La poesía. Definición

La poesía es algo más que un género literario. La poesía transmite. Transmite emociones, del que la escribió, del que la leyó y se vio reflejado en ella, del que no la entiende pero se queda ensimismado después de leerla, de todos. Hasta de los que dicen que es absurda. Es un arte, aunque ilógico a veces, no deja de ser un arte.

Y es que la poesía es de las pocas acciones que parece indestructible. Los años pasan, los imperios caen, los viejos y grandes logros empequeñecen ante los nuevos, las guerras empiezan, acaban, y la poesía sigue ahí, firme, transmitiendo las emociones de todo lo que pasa ante sus ojos.


No es simplemente un género literario, es un modo de expresión, de rebeldía, de agradecimiento. La poesía es un sentimiento.

¿Qué sentimiento? 

Cualquiera. Es amor, odio, es venganza, tristeza, y alegría, es hasta indiferencia.
Además, la poesía no es una, son todas. La poesía sólo es definible mediante palabras, las que forman los versos que la componen, obteniendo, para cada una de ellas, una definición propia y única.

La poesía es grotesca, obscena:


Carmen 16 

Pedicabo ego vos et irrumabo,
Aureli pathice et cinaede Furi,
qui me ex versiculis meis putastis,

(...)
legistis, male me marem putatis?

Pedicabo ego vos et irrumabo.

(Cayo Valerio Catulo, s. I a. C.)

Los dos primeros versos traducidos dicen algo así:

Os daré por culo y me la chuparéis,
maricón Aurelius y sodomita Furius,
(...)


Pero también es frágil, romántica, 

Poema 20 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". 
El viento de la noche gira en el cielo y canta. 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 
Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 
Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, 
mi alma no se contenta con haberla perdido. 
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. 

(Pablo Neruda)

La poesía se recita, se lee, o se canta:


La poesía se burla, se mofa, y es la misma poesía, la que devuelve el escarnio:

Quevedo le decía a Góngora:

A un hombre de gran nariz 
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada mal barbado;
era un reloj de sol mal encarado,

érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
un Ovidio Nasón mal narigado.
Erase el espolón de una galera,

érase una pirámide de Egito,
las doce tribus de narices era;
érase un naricísimo infinito
frisón archinariz, caratulera,
sabañón garrafal, morado y frito.

A lo que Góngora respondía:

Anacreonte español, no hay quien os tope. 
Que no diga con mucha cortesía, 
Que ya que vuestros pies son de elegía, 
Que vuestras suavidades son de arrope


¿No imitaréis al terenciano Lope, 
Que al de Belerofonte cada día. 
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope? 

Con cuidado especial vuestros antojos 
Dicen que quieren traducir al griego, 
No habiéndolo mirado vuestros ojos. 

Prestádselos un rato a mi ojo ciego, 
Porque a luz saque ciertos versos flojos, 
Y entenderéis cualquier gregüesco luego. 


La poesía está a mano de todos, los que estén dispuestos a comprenderla. No entiende de razas ni condiciones, sólo busca alguien que la interprete.

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.  

(Gustavo Adolfo Bécquer)




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